Aspectos pràcticos

Esta fe, que se encuentra en María, la llevó a creer solamente en Dios y la hizo totalmente libre ante los acontecimientos. No por simple obstinación personal ("yo soy así, acépteme el que quiera"...). ¡No! Ella creía en lo que Dios le proponía más que en cualquier realidad humana, hasta en lo que aparentemente era imposible.

En la esperanza. ¡Esperar en lo que ha de venir! Para sí, para toda la humanidad. Respecto del embarazo, esperar que esta criatura sea exactamente ío que Dios previo para ella, antes de la creación del mundo: que sea santa e inmaculada. Esperanza que se convierte en certeza cuando la madre, y después el hijo, dicen su sí a Dios. Sólo en esta vivencia de esperanza podrá el Creador hacer de la criatura su obra maestra.

En la caridad. Olvidarse de sí. En el acto de amor, en la dimensión y en la capacidad de amor, colocadas por la misma naturaleza en la mujer embarazada, para su fortaleza y resistencia natural, en Cristo, se aumenta la plena motivación sobrenatural, en donde se olvidan los propios intereses para poder vivir plenamente la caridad. Los padres se sacrifican para vencer los posibles problemas materiales. Entonces, ¡cuántas cosas por hacer para dar a nuestros hijos todo lo que tiene de bueno, de infinito, de eterno! La vivencia de la caridad debe ser extrema, en la certeza de que el hijo pertenece a Dios.

No concluyamos apresuradamente pensando que la caridad se vive solamente junto al hijo y a la familia. Debe tener una dimensión evangélica: oxidarnos totalmente de nosotros mismos, amar a los que nos abofetean, a los que nos roban, a los que nos humillan.vAmar=servir=dar la vida por todos, no sólo por los que engendro físicamente y que son parte de mí, pues esta sería una forma de egoísmo.

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