Aspectos prácticos

En la voluntad. Querer sólo lo que Dios quiera respecto del hijo: cómo va a nacer, qué cualidades tendrá, qué sexo, cómo será el embarazo o el parto. Saber exactamente que todos los acontecimientos diarios, el mundo entero, hasta el mismo embarazo, están en el plan de divinización total del universo. En este caso, la divinización de la madre y del hijo que está esperando. Por tanto, hay que procurar unificar su voluntad con la voluntad de Dios.

Estos son los aspectos que se refieren a la purificación. Ahora veamos los aspectos positivos para volverse inmaculada, rica, llena de gracia.

En la fe. Llena de fe. Reflexionar sobre el Credo y reafirmar aquello en lo que se cree realmente. Esta es la base simple y directa. El alimento de la fe no son los pensamientos positivos, sino las propuestas que hace el mismo Dios por medio de la Iglesia. Y esto es más positivo que cualquier cosa que se pueda imaginar o crear. Llenarse de fe viva. "Los sentidos te muestran una hostia, la fe te muestra a Jesucristo, Salvador. Los sentidos se llenan de miedo ante lo que llaman peligros, ante lo que puede traer dolor o muerte; la fe nada teme, sabe que sólo le sucederá lo que Dios quiera: 'todos los cabellos de vuestra cabeza están contados', y todo lo que Dios quiera será siempre para su bien, pues todo lo que sucede es para bien de los elegidos; así, venga lo que viniere —tristeza o alegría, salud o enfermedad, vida o muerte— anticipadamente se alegra y no le tiene miedo a nada... Los sentidos se preocupan por el futuro, se preguntan cómo viviremos mañana; la fe no se inquieta por nada: 'No os inquietéis, dijo Jesús, mirad las flores de los campos, mirad los pájaros. Yo los alimento y visto... Vosotros valéis mucho más que ellos... Buscada Dios y su justicia y todo lo demás se os dará por añadidura. Los sentidos se empeñan en conservar la familia y los bienes; la fe está dispuesta a dejar una y otros: 'El que deja por mi causa padre, madre, una casa, un campo, recibirá el céntuplo en este mundo y la vida eterna en el otro' (Mt 19,29). Así, la fe lo ilumina todo con una luz nueva, distinta de la luz de los sentidos —o más brillante y diferente... Y, así, el que vive de fe, tiene el alma llena de nuevos pensamientos, de nuevos afectos, de nuevos juicios; son nuevos horizontes que se abren para ella, horizontes maravillosos, iluminados por una luz celestial y hermosos por la belleza divina" (Retiro de Nazaret — Carlos de Foucauld).

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