Aspiraciòn intuitiva
Si la ciencia está preocupada por el bien del ser humano, ¿por qué rechaza la fe? ¿Acaso la humanidad no busca lo mejor, lo más perfecto, lo más profundo? ¿Hay alguna lógica en rechazar lo que puede suceder y ya fue testimoniado en la criatura?
—O la humanidad no tiene fe y debe, simplemente, rendirse a la evidencia del fracaso de sus esfuerzos, para conseguir la felicidad y, por tanto, tiene que aceptar vivir siempre en la miseria, con sus muertes, luchas y guerras.
—O tiene que esforzarse para alcanzar, como única realidad, lo que Dios le propone.
Volvamos a nuestro aspecto particular del embarazo. Durante este tiempo, por la propia naturaleza, el ser de la-mujer puede desarrollar una plenitud física y síquica. Por su libre elección, puede crear condiciones de-realizarse también espi-ritualmente.
El ser, lleno de Dios, no siente exigencias físicas o síquir cas. La mujer embarazada, por la vida que lleva dentro de s¡í, cuando la asume como expresión concreta de la voluntad de Dios, se siente totalmente realizada. Cuando no vive en esta dimensión, su embarazo puede traerle una grande inseguridad: se vuelve dependiente, incapaz, miedosa, exigente. Por el contrario, si se abre a la gracia, se vuelve servicial, se dona. Su percepción y sensibilidad maduran, como en María, que corre a servir a Isabel (Le 1, 39-56).
Si se abre a la gracia, se abre también a la purificación.
Por tanto, purificarse lleva a descubrir, al mismo tiempo, las riquezas propuestas por Dios, liberándolas de los condicionamientos humanos para que resplandezcan con toda la belleza original. Así:
lo.) una persona es pura o santa si se desposa con Dios. Se vuelve llena de gracia. En la comunión con él, como en los vasos comunicantes, el hombre entrega sus miserias y sus limitaciones y, sin contaminarse, la santidad divina se le transmite. He aquí el juego de la redención;
2o.) una persona es pura, libre y santa, si está desposada con la pobreza. Toda persona tiene que hacerse pobre para llegar a ser libre (física, síquica, material y espirituálmente). Mayor será la libertad a medida que la pobreza se vaya transformando en el propio modo de vivir. Del espíritu del Evangelio surge el pensamiento de León Bloy: "La mujer noexiste de verdad, a menos que se encuentre sin padre, sin casa, sin amigos, sin esposo y sin hijos, porque sólo así podrá obligar a su Salvador a descender hasta ella y desposarla" (León Bloy, La Mujer pobre, Ed. Mundo Moderno, pág. 285).
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