Bases para la vivencia

''La palabra de Dios es viva y eficaz y más aguda que espada de dos filos: ella penetra hasta la división del alma y del espíritu" (Heb 4, 12). Es decir, la palabra de Dios descubre la verdad y la sabiduría dentro de cada uno. No hay duda de que , esa palabra, profundamente meditada y vivida, producirá un grande efecto en la madre que esté concentrada en Dios durante el embarazo.

De igual modo, será grande el efecto de la oración, con la que la futura madre mantiene un diálogo continuo con el Creador. El ejercicio de la caridad le dará una gran fuerza para transformar el ambiente. Cuando se concentra sólo en el niño o en sí misma, en la proyección de sus aspiraciones, la mujer se vuelve más egoísta que antes, tiene miedo de todo, exige continuas atenciones. La potencia del amor, desarrollada por el ejercicio de la caridad, no se improvisa, ni se adquie» re de la noche a la mañana, y sólo crece en un continuo ejercicio y en la sobrenaturalización de lo natural.

Entregándose totalmente a Cristo, quedarán divinizadas las cualidades para la maternidad ya despertadas naturalmente, y la criatura se alimentará no solamente de amor natural, sino principalmente del amor infinito de Dios,- único amor absoluto. ¿Debemos eternamente obligar a Dios a realizar los milagros de las conversiones entre lágrimas y dolores? El realizará siempre su obra en las criaturas y en la creación, independientemente de los padres y de las madres. Pero, a través de las reglas que él mismo pone, podemos colaborar para crear hombres ya preparados para continuar la historia de Cristo. Si no se hace así, sería como si la pareja engendrara imperfectamente a su hijo. Y éste, al nacer enfermo, necesitara de cirujías y tratamientos para recuperar la salud. ¿No es mucho mejor evitar la medicina curativa, que causa sufrimientos, y usar la medicina preventiva?

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