El hombre cristiano

¿Cuál fue la novedad que trajo Cristo? ¿Acaso no eran perfectos los dos seres?

El, en la plenitud de los tiempos, vino para que el género humano adquiriera un grado superior de realización. No sólo imagen y semejanza de Dios, sino partícipes de su naturaleza, con la posibilidad de ser adoptados como sus hijos.

Gomo ya se había roto la relación con el Creador por el pecado, ahora se cumpliría la misión de Cristo por medio de la cruz.

"Cuando yo sea levantado sobre la cruz, todo lo atraeré a mí" (Jn 12, 32).

En él, el universo entero y todas las criaturas son unificadas, atraídas y elevadas. En él, todo vuelve a encontrar su sentido y adquiere una dignidad y grandeza infinitamente superior a la de los primeros tiempos. Es la magnificencia del amor.

Al contemplar a Jesús, el Verbo Eterno, la Palabra del Creador entre nosotros, tendremos luces suficientes para comprender esta nueva relación del ser humano por el amor y en el amor. Jesús se hizo igual a nosotros para que nosotros nos hiciéramos iguales a él.

Es así como se realiza un amor de reciprocidad entre Cristo y nosotros: Eí se hizo carne y ama nuestra carne, elevándola a su divinidad.

Vimos la importancia y el papel del hombre en el mundo, por su mismo origen. Ahora veámoslo en la vocación cristiana.

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