El hombre libre

Cristo es, por tanto, nuestro modelo, pues él realizó el perfecto acto libre de amor. El es el hombre perfecto. Concluimos que sólo el hombre libre es totalmente hombre. No solamente cuando se alimenta, respira, se reproduce, o cuando su corazón palpita en su pecho. Si fuera sólo eso, la vida no sería sino la ausencia de la muerte.

Pero se manifiesta como ser integral, en su propia naturaleza, cuando desarrolla las características humanas en todos sus aspectos, el más elevado de ellos es la libertad.

Gracias a la libertad puede dirigir sus actos hacia un desarrollo intelectual y espiritual, y también puede abrirse hacia los demás. Lo demás es simplemente vegetar, autocompla-cencia estéril.

Gracias a la libertad, al buscar su origen y su finalidad, puede someterse con un acto de voluntad a su Creador. Por eso, el hombre libre es el único que puede asumir y conducir la historia y no ser conducido por ella.

Realiza sus actos puros, no condicionados por nada ni por nadie. Para llegar a esto no basta sólo enseñarlo a hacer actos buenos, ni tampoco llenarlo de ciencia.

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