Quién es el ser humano

La fecundidad de ese amor es una consecuencia espontánea.

Por consiguiente, el amor de Dios es, ante todo, la renuncia a ver y vivir de modo solamente humano, para ver y vivir como Dios lo reveló. El Evangelio es el que trae esta revelación y anuncia la esencia de la criatura.

El ser humano será cada vez más humano a medida que se haga más cristiano.

En la unión contemplativa con Dios, a través de Cristo, él se encuentra a sí mismo y su identidad como imagen y semejanza del Creador: obra, dirige, engendra. ¡Se vuelve padre! Crea un mundo dentro del mundo creado por Dios: la sociedad, en donde las criaturas alaban al Creador en sí mismas y en la comunidad.

Por tanto, el ser humano sólo se presenta en una de estas dos dimensiones:

la) los que, junto con las cualidades humanas, están dotados de una gracia sobrenatural, de una sabiduría, de una plenitud de amor: son los santos, que entregan su vida como sacrificio para redimir a los otros;

2a) los que sufren inocentemente: los oprimidos, los escarnecidos, los rechazados por la sociedad.

¡ Fuera de estas dos clases de individuos, no hay ningún hombre con todas sus cualidades plenamente desarrolladas.

"Bienaventurados los pobres, porque de ellos es el Reino de los cielos" (Mt 5, 3 y Le 6, 20).

No debería haber personas engendradas y abandonadas a la miseria material. Pero existen, porque los que tienen, no tienen corazón suficiente para comprender que, con una par-tecita habría comida para todos. En todos los aspectos, el más fuerte oprime al más débil. Es el resultado del pecado.

Los niños abortados, los inocentes oprimidos, ya sufren sus consecuencias y, aun inconscientemente, participan de la purificación de la humanidad al soportar el peso del pecado de los otros. Participan de la redención. Con Cristo enla cruz, en donde vivió la consecuencia de su comunión con la húmanidad. Del mismo modo, pagan los unos por los otros. Es el gran misterio del dolor.

El Reino de Dios ya está entre nosotros. No es una realidad física, sino una realidad invisible, de fuerza increíble, que está presente en donde está el amor que entrega la propia vida, en donde existe la esperanza, la fe, en donde existe el amor redentor, en donde existe la verdadera pobreza.

El Reino es Cristo, presente hasta la consumación de los siglos. Es el centro de donde parte la energía propulsora y ascendente que dirige toda la creación hacia su realización esca-tológica. Hasta que Cristo sea todo en todos (1 Cor 15, 28; Col 3, 11).

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