La mujer, este misterio

Sin huir del mundo ni de sus realidades, su ser debe expresar la intuición con sabiduría, con la que ella puede llegar máslejos y, en general, llegar a más profundidades que el hombre. Esta cualidad no le impide el ejercicio de los distintos trabajos profesionales, en los que pondrá toda la riqueza que le es propia.

Es, pues, evidente que sólo cuando desarrolle ese organismo espiritual podrá ser madre y mujer, en el verdadero sentido de la palabra.

¿Cuántas son? No lo sabemos. Sólo sabemos una cosa: los hombres desean tener un origen puro y digno. Así como los animales fueron hechos macho y hembra, para reproducirse solamente en la carne, la obra creadora de Dios hizo a la mujer bien individualizada, casi en una segunda creación, más rica y elevada, sacándola del hombre. Por tanto, en ella hay algo diferente, que viene directamente de Dios, quien para ello se sirvió del hombre como fuente.

"Por eso el hombre dejará padre y madre y se unirá a su mujer" (Gen 2, 24).

En la mujer debe de haber algo muy fuerte para lograr que ej hombre se separe del amor paterno y de otros intereses para encontraí.su realización en el amor matrimonial.

¿No es esto algo más precioso que el cuerpo, que el oro o que el simple afecto? ¿No será el encuentro de una centella del propio Dios en la encarnación?

Así se realizó una segunda creación, surgiendo de la criatura humana una nueva dimensión, ahora perfectamente capacitada para ser la madre, es decir, la fuente de la vida. De esta manera, de modo particular, la mujer, con su propia existencia, transmite, eleva e introduce en el misterio del origen de la vida. Espontáneamente debe tener la iniciativa en el campo de la fe. Debe mantener lo espiritual en el mundo. Debe irradiar la interioridad y la religiosidad-verdadera de manera tal vez más espontánea que el hombre, aunque, corno ya dijimos, también él tiene en sí todos los elementos femeninos, y viceversa.

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