María - la mujer eterna

Dios desposó a María, criatura, pero lo hizo porque ella se dejó transformar por él y en él. Se desposó a sí mismo en María. El amor nupcial sólo se puede realizar entre participantes de la misma naturaleza. Si no fuera así, sería una monstruosidad.

María es la realización concreta del plan de Dios. Es materia hecha persona, con la que él se desposó. Es individualizada como persona en su libertad, pero, al mismo tiempo, forma parte de la propia divinidad a través de su sí. De toda comunión resulta vida, y de esta comunión total, Dios engendró el nuevo hombre.

Siendo María una criatura, Dios tenía que desposarla en toda su naturaleza humana. El grande acontecimiento fue la transfiguración y elevación total del ser humano, en la que fue llamada "llena de gracia".

Esto quiere decir que la gracia la santificó hasta ei punto de que, aun sin morir, viviendo de otro modo, fue semejante a Dios, sin perder nada de su humanidad, eñ la que se realizó la doble maternidad: la de Jesús en la tierra y la de todos los hombres en la gracia.

En Lourdes María se presentó así: "Yo soy la Inmaculada". Ella se define con su característica fundamental: inmaculada. Toda su dimensión humana estaba totalmente purificada y llena de Dios, llena de Gracia. Por eso pudo transmitir a su Hijo su parte humana inmaculada, sin condiciones ni límites, desde la concepción hasta la cruz, queriendo siempre sólo hacer la voluntad del Padre.

Había una independencia entre Jesús encarnado y María. Dios tenía un designio, pero dependía de su sí. El lo quiso así, aunque podía crear los hombres de las piedras (Le 3,8). María asumió la maternidad verdadera y completa, haciendo su-r yos los dolores, las preocupaciones, la misión del Hijo. Son; seres independientes, pero para siempre unidos.

María, en la Anunciación, dijo sí al plan de Dios (Le 1,38).

María presenta su Hijo a los magos y a los pastores. Libertad no quiere decir indiferencia. Cuando ella dijo "yo quiero este hijo", pasó a formar parte de su historia, de su existencia. Es ella quien lo presenta al mundo, y a ella va el mundo a aprender lo que le transmitió al Hijo (Mt 1,11 y Le 1,16).

María, en el Templo, devuelve el Hijo a Dios, y ya se lo han presentado como signo de contradicción (Le 2,34). Ella noex-clama: "¡Esto no es lo que quiero! ¡Esto no le puede suceder a mi Hijo!". No. Ella calla. Esta es la historia de su Hijo y ella lo acompaña: una espada atravesará su corazón (Le 2,34).

María lleva Jesús a Egipto (Mt 1, 13-15). Sus obras son también de ella. El es perseguido, también ella.

Cuando María lo encuentra entre los doctores de la ley .Jesús, aunque se regresa con ella, se declara independiente: "Tengo que ocuparme de las cosas de mi Padre" (Le 2,49).

María está presente en el primer milagro de Jesús. Práctica-mentí ella lo lanza a la vida pública y a su misión (Jn 2, 3-5).

El pueblo proclama a María: "Bienaventurado el seno que te amamantó", pero sobre todo porque fue la que mejor cumplió la voluntad del Padre (Le 11,27-28).

María, a los pies de la cruz, está completando la educación de su Hijo. Educación que significa llevar de la mano hasta terminar su camino (Jn 19,25-26).

En toda circunstancia vemos a Jesús totalmente libre e independiente de María en sus decisiones, pero espiritualmente unido a ella, en profundidad, como lo está al pie de la cruz.

María, por medio de Cristo, vivió todo el vado, toda la angustia de la humanidad y, junto a su Hijo, se convirtió en madre de todos los hombres (Jn 19,27).

Así, María acompañó v condujo a su Hijo hasta devolverlo a su Creador.

¡Esta es la maternidad verdadera y completa de María!

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